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La hora del grito

Banner con el título independencia donde se muestra el camino de una colonia de hormigas para Noticias Unibagué

Hace 209 años Colombia dio un paso decisivo hacia la construcción de la República.

Pensar en independencia debió significar a los próceres comprometidos con la revolución medir cuidadosamente las consecuencias y efectos de cada una de sus decisiones y, aún más complejo, asumirlas.

Es un proceso de maduración que podemos trasladar de nuestra historia nacional al contexto más cercano, nuestra propia vida. Llega el momento en el que debemos quebrar nuestro propio “florero de Llorente” y emprender el camino hacia la libertad.

Por eso, hablamos con dos expertos Unibagué, quienes, desde sus miradas disciplinares, compartieron con nosotros información importante sobre lo que implica dar el grito de independencia.

Infografía sobre los pro y contras de la independencia para noticias unibagué
Hacer cuentas

Financiar la gesta libertadora hace dos siglos quizás fue uno de los mayores desafíos. Suponía, como es natural, asumir riesgos económicos. Jugar en la ruleta a ganar o perder.

Nada diferente pasa cuando se toma la decisión de iniciar un proyecto independiente y abandonar el nido.

Así lo expresa Héctor Javier Castro, director del programa de Economía, para quien hacer cálculos y sacar cuentas debe ser un paso cuidadoso en la planeación antes de decidirse por hacer vida independiente.

“Hay que diferenciar entre cuánto cuesta vivir y cuánto cuesta vivir bien. Nuestros jóvenes son muy dados a las comodidades, pero poder tenerlas implica hacer lo necesario para ampliar las oportunidades y hacer que estas te lleven más dinero al bolsillo”, sostiene.

Pero, ¿en qué se debe ser más cuidadoso en términos de gastos?

Para echarle mente

Si algo en común tienen los procesos independentistas a lo largo del Continente y el mundo es que ninguno se ha alcanzado en un primer y único intento. Ha sido fruto de la cosecha de pequeñas victorias estratégicas

Esto, trasladado al plano personal, nos indica que perseguir la independencia es asumir en sí mismo un proceso en el que hay que ir paso a paso.

“La independencia, como es una búsqueda, se hace más fuerte en la adolescencia y la juventud. Estamos hablando de una búsqueda por la identidad, por construir lo que queremos ser, cómo queremos que los demás nos vean, tomar decisiones, ser autónomo, elegir”, subraya Lina Hernández, directora del programa de Psicología de Unibagué, al agregar se trata de un proceso paulatino que requiere de acompañamiento.
Si bien el anhelo independentista suele darse en la juventud y la adolescencia, no existe un momento único para todas las personas, y, como indica la profesora Hernández, dependerá mucho de los contextos y patrones de crianza.
 
Hoy, por ejemplo, hay dos tendencias: los jóvenes que a temprana edad abandonan su núcleo familiar impulsados por el deseo y las oportunidades de formación en otra ciudad o incluso en el exterior y los adultos que prefieren continuar bajo el abrigo del coloquialmente conocido como “hotel mamá”.

En el momento justo, más o menos temprano, en lo que sí hay consenso es que gritar Independencia es un primer paso hacia el cambio, la madurez económica y psicológica, una empresa por la que vale la pena asumir riesgos.